Presentación

Bienvenidos. Este blog pretende ser un pequeño cuaderno donde recoger las reflexiones a las que me conducen mis experiencias en clase y mis investigaciones personales, tanto dentro como fuera de los tatamis.

¿Qué tatamis? Pues soy profesor de Karate, Kobudo y Aikido, de manera que será por aquí por donde empecemos. Pero lo que no puedo decir es dónde terminaremos, ya que cuando se tira de un pequeño hilo al final uno puede encontrarse con una manta enorme.

¿Qué pretendo con el blog? Simplemente formular ideas, ordenarlas y, ya que estamos, compartirlas. Si a alguien le sirven (además de a mí), genial.

Adelante, y espero que lo disfrutéis.

miércoles, 12 de abril de 2017

Seminario de apertura

Ésta no es una entrada al uso de las que suelo hacer. Es más bien la reseña de un seminario de defensa personal que impartimos el pasado 25 de marzo.

Una clase con una acogida excepcional, que en principio iba a durar tres horas y que luego hubo que ampliar porque se nos hicieron cortas. Tuvimos la suerte, además, de contar entre los invitados con un grupo de amigos de hace tiempo que tuvieron a bien venirse a jugar con nosotros, desplazando hasta el dojo Kimura su habitual entrenamiento de los sábados.

El trabajo se centró en tres pilares básicos: la "escucha" o adaptabilidad al momento y circunstancias en que nos encontramos, la naturalidad y la sencillez de gestos y planteamientos. El resultado, un trabajo asequible del que, es al menos mi sensación, todo el mundo se llevó algo de provecho.

Un aspecto a resaltar es que los asistentes no se creyesen que lo que habían estado practicando durante tres horas largas fuera Karate. Creo que es algo que los karatekas debemos hacernos mirar: si en un grupo de cerca de treinta personas, pongamos que veinte no habían hecho Karate antes y han salido contentas de la experiencia, pero abiertamente reconocen que si el curso se hubiera titulado "Karate" o algo similar no hubieran probado... Algo hay en la imagen que se ha transmitido del Karate que no nos lleva a ningún lado bueno.

Para finalizar, agradecer a todos los asistentes su presencia en el curso. Lo pasamos genial. Agradecer también a la dirección del dojo Kimura la cesión del espacio. A Esther, por el estupendo vídeo que se ha currado...


Y prometer que habrá más. Concretamente, uno al mes, o cada dos meses a lo sumo. Ah, y se aceptan sugerencias sobre los temas a tratar, así que, con confianza.

lunes, 27 de febrero de 2017

Comer de menú

Una cuestión que agobia y despista en el aprendizaje es la cantidad de variaciones existentes de cada trabajo. Es como estar en un bufet libre y querer terminárselo todo: es inabarcable, salvo para casos excepcionales.

De manera natural, cuando hemos visto una cierta variedad técnica queremos reflejarla en el momento del examen, y nos olvidamos a menudo de que lo importante en realidad es irse a la base, es decir, a la esencia. Me da igual el Arte Marcial de que estemos hablando, porque si en Aikido queremos hacer un muestrario completo de todos los kokyunages que conocemos (y hasta de los que nos inventamos), en Karate o en Kobudo nos complicamos la vida buscando el kata más avanzado, o haciendo giros o posiciones de equilibrio más difícil. En resumen, buscamos mostrar ese movimiento definitivo que sólo un maestro sería capaz de ejecutar y apreciar... Pero nos olvidamos de que un trabajo "más alto" tiene que implicar una ejecución "más alta"; de que el "arte" está en utilizar lo adecuado en cada momento, sin añadir más que lo que hay que poner; y, dobre todo, nos olvidamos de qué es lo que se pide para el nivel al que optamos.

A veces llegamos a despreciar lo básico porque es "demasiado básico", y nos olvidamos de que "básico", en este contexto, es equivalente a "fundamental". Y entonces nos encontramos en el absurdo de despreciar un trabajo porque nos parece demasiado fundamental.

En resumen, y para tranquilizar conciencias ahora que toca preparar exámenes: aprended la forma de los trabajos que tocan, pero, sobre todo, entended cuándo toca cada uno, y no os perdáis en variaciones. Si se presenta la ocasión de mostrar alguna, aparecerá de manera natural. Y si no, es que no es el momento de mostrarla. No es necesario. El menú es amplio, pero no hay que comérselo todo.

domingo, 1 de enero de 2017

Cerrar etapas

Aunque llevo un tiempo dándole vueltas a esta entrada, creo que es el momento de darle forma y publicarla. Estamos en el cambio de año. Sólo un día más, pero con el simbolismo arraigado del día 1, que es para cuando preparamos nuevos proyectos, hacemos propósitos y hacemos balance de los proyectos del año anterior.

Pues bien, a pesar de lo arbitrario de la fecha, es indudable es que hay que revisar los proyectos, e ir cerrando etapas. De lo contrario, nos condenamos a un estancamiento insalubre.

Este cerrar etapas se produce en todos los ámbitos: la obtención de un grado que nos prepara para adentrarnos en el siguiente, el desarrollo de una idea de trabajo hasta que se agota, o que evoluciona hasta convertirse en una idea diferente... Lo mismo ocurre incluso con los grupos de trabajo. Nacen, evolucionan más o menos, y llega un punto en que no dan más de sí y mueren. Es el ciclo de la vida, y empeñarse en mantenerlo vivo más allá de su límite natural no es saludable. Eso sí, es bueno trasplantar la parte viva (tanto lo que queda del grupo como lo que la experiencia ha dejado en cada miembro) para que sea realmente aprovechable. Si no, el tiempo invertido, en lo que sea, habrá sido un tiempo perdido.

Me gusta pensar que esto también es una enseñanza de las Artes Marciales. Saber dónde estás y en qué momento, hacia dónde quieres ir, y cuál es la mejor manera de llegar.