Pues bien, a pesar de lo arbitrario de la fecha, es indudable es que hay que revisar los proyectos, e ir cerrando etapas. De lo contrario, nos condenamos a un estancamiento insalubre.
Este cerrar etapas se produce en todos los ámbitos: la obtención de un grado que nos prepara para adentrarnos en el siguiente, el desarrollo de una idea de trabajo hasta que se agota, o que evoluciona hasta convertirse en una idea diferente... Lo mismo ocurre incluso con los grupos de trabajo. Nacen, evolucionan más o menos, y llega un punto en que no dan más de sí y mueren. Es el ciclo de la vida, y empeñarse en mantenerlo vivo más allá de su límite natural no es saludable. Eso sí, es bueno trasplantar la parte viva (tanto lo que queda del grupo como lo que la experiencia ha dejado en cada miembro) para que sea realmente aprovechable. Si no, el tiempo invertido, en lo que sea, habrá sido un tiempo perdido.
Me gusta pensar que esto también es una enseñanza de las Artes Marciales. Saber dónde estás y en qué momento, hacia dónde quieres ir, y cuál es la mejor manera de llegar.