Presentación

Bienvenidos. Este blog pretende ser un pequeño cuaderno donde recoger las reflexiones a las que me conducen mis experiencias en clase y mis investigaciones personales, tanto dentro como fuera de los tatamis.

¿Qué tatamis? Pues soy profesor de Karate, Kobudo y Aikido, de manera que será por aquí por donde empecemos. Pero lo que no puedo decir es dónde terminaremos, ya que cuando se tira de un pequeño hilo al final uno puede encontrarse con una manta enorme.

¿Qué pretendo con el blog? Simplemente formular ideas, ordenarlas y, ya que estamos, compartirlas. Si a alguien le sirven (además de a mí), genial.

Adelante, y espero que lo disfrutéis.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Japonés para "pegarse" III: Cómo se compone el nombre de una técnica

Para terminar con esta serie de entradas, vamos a ver cómo se termina de componer el nombre de una técnica.

Normalmente se va a construir como la propia técnica, es decir, desde abajo hacia arriba. Así, en Karate hablaremos de Zenkutsu-dachi (posición, es decir, manera de asentar los pies y el peso), Jodan-age-uke (técnica de tren superior, en este caso, una defensa alta ascendente). En Kobudo, podríamos estudiar un Kokutsu-dachi, Gedan-hane-uke (técnica del arma, defensa baja en "cola de pez"). O en Aikido, Suwari-waza (ambos practicantes en el suelo), Shomen-uchi (ataque propuesto), Ikkyo (defensa propuesta).

Veámoslo con detenimiento.

KARATE y KOBUDO

Posición (-dachi), altura de la técnica (Jodan/Chudan/Gedan), trayectoria y tipo de ataque.

Ejemplos:

Shiko-dachi, Chudan-kagi-tsuki.
Neko-ashi-dachi, Gedan-osae-uke.
Zenkutsu-dachi, Jodan-naname-uchi.

En Kobudo, a veces se incluye en los trabajos el nombre del arma: Musubi-dachi, Jodan-nuki-bo (con talones juntos, pinchazo alto con el bo), o Sai-hojoundo-ni (arma y tipo de ejercicio).

AIKIDO

Relación de alturas (Suwari/Hanmi-handachi/Tachi-waza), ataque y técnica de respuesta propuesta. El ataque especifica, si es necesario, la altura de la técnica (Jodan/Chudan), la relación de guardia (Aihanmi), o si el ataque será desde el frente o desde la espalda (Ushiro).

Ejemplos de ataque:

Ushiro-ryote-dori = Agarre (dori) a las dos manos (ryote) por la espalda (ushiro).
Kata-dori men-uchi = Agarre (dori) al hombro (kata) y golpe (uchi) a la cabeza (men).
Katate-dori ushiro-kubi-shime = Agarre (dori) a la mano (katate) y estrangulación (shime) en el cuello (kubi) por la espalda (ushiro).

Bueno, hasta aquí llegan estas entradas. Espero os sean de utilidad ya que, aunque no faltan glosarios en la red, no siempre es fácil encontrar la lógica de la nomenclatura y el aprendizaje se suele convertir en una cuestión de memoria pura y dura.

Y recordad que, para cualquier duda, las entradas son editables, así que estoy abierto a peticiones y sugerencias.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Japonés para "pegarse" II: Relaciones de altura y guardia, anatomía y tipos de técnica

Retomamos el "léxico fácil" de Artes Marciales. Recordad que se trata de pistas para entender los nombres de las técnicas y aprenderlas con más facilidad.

Dependiendo de la altura de la técnica, diferenciaremos entre:

Jodan (Jodan-no-kamaeJodan-age-uke) = Alta (por encima de los hombros)
Chudan (Chudan-yoko-uchiChudan-tsuki) = Media (entre la cadera y el cuello)
Gedan (Gedan-baraiGedan-osae-uke) = Baja (por debajo de la cadera)

Atendiendo a las direcciones o trayectorias en los trabajos técnicos, podemos hablar de:

Mae o Zen (Mae-ukemiZenkutsu-dachi...) = Hacia delante
Ushiro o Ko (Ushiro-geriKoho-kaiten...) = Hacia atrás
Yoko (Yokomen-uchi) = Lateral
Naname (Jodan-naname-uchi) = Diagonal
Mawashi o Uchi (Mawashi-geri, Shomen-uchi) = Circular, en arco
Tsuki = Lineal, directo
Age (Suriage) = Ascendente
Otoshi (Ushiro-kiri-otoshi) = Descendente
Uchi (Uchi-kaiten-sankyo) = Interior
Soto (Soto-kaiten-nage) = Exterior

Según el tipo de técnica, podemos hablar de:

Uke (UkemiChudan-kake-uke) = Defensa
Tsuki (Oi-tsukiKaeshi-tsuki) = Ataque lineal, directo
Nuki (Gedan-nuki-boNukite) = Ataque punzante
Uchi (Tettsui-uchi) = Ataque circular, en arco
Kiri o -giri (Kesa-giriUshiro-kiri-otoshi) = Ataque cortante
Keri o -geri (Mae-geri) = Patada
Dori (Katate-doriTorite) = Agarre
Shime o -jime (Kubi-shimeHadaka-jime) = Estrangulación
Osae (Hiji-kime-osaeGedan-osae-uke) = Sujeción, bloqueo
Nage (Shiho-nage, Tenchi-nage) = Proyección

Muchas técnicas tienen que ver con partes concretas del cuerpo humano o de la ropa.

Men (Yokomen-uchi) = Cabeza
Kubi (Ushiro-kubi-shime) = Cuello
Mune (Mune-dori) = Pecho
Kesa (Kesa-giri) = Línea diagonal del traje
Sode (Sode-dori) = Manga
Eri (Eri-dori) = Cuello del traje, por detrás
Kata (Kata-dori) = Hombro
Ude (Ude-uchi, Ude-kime-nage) = Brazo
Hiji o Empi (Hiji-kime-osae, Mawashi-empi-uchi) = Codo
Kote o Tekubi (Kote-gaeshi, Tekubi-osae) = Muñeca ("parte pequeña/cuello de la mano")
Te o Shu (Ryote-dori, Haishu-uchi) = Mano
Hara (Hara-gatame) = Abdomen
Koshi (Koshi-nage) = Cadera
Hiza (Mae-hiza-geri) = Rodilla
Ashi (Neko-ashi-dachi) = Pie

Hasta aquí la segunda entrega del curso "Japonés para pegarse".

viernes, 30 de octubre de 2015

Japonés para "pegarse" I: Protagonistas, trayectorias y alturas

Hace tiempo que no consigo sentarme a escribir en el blog. La preparación de la tesina para un examen de Karate me tiene muy ocupado, y el parto se promete lento y doloroso. Pero, por petición popular, voy a dejar aquí algunas pistas para facilitar un poco las cosas a los alumnos que empiezan... iba a decir en Aikido, pero quizás sea interesante preparar mejor unas entradas de carácter multidisciplinar. Así servirá no sólo para los estudiantes de Aikido, sino también para los de Karate y Kobudo.

Quiero advertir que los términos que explico no son los únicos existentes para los conceptos expuestos, pero sí son los que utilizamos con más frecuencia en clase.

Aunque los nombres japoneses puedan sonar místicos, y tengan una sonoridad espectacular, es interesante darse cuenta de cómo muchos términos se refieren a direcciones, alturas, tipos de trayectoria... Vamos, que son esencialmente descriptivos (y traducidos pierden mucho glamour).

Empecemos por identificar a los "protagonistas" de los trabajos.

Uke (literalmente "el que se protege") es quien presta su cuerpo a tori para que estudie. Es decir, que tori es el que ensaya el trabajo propuesto, y uke es el que da la oportunidad para el estudio.

Por tanto, también, uke es el que practica ukemi, que es el trabajo de uke. Dado que generalmente uke cae al suelo, se suele interpretar que ukemi significa caída. En realidad tiene un significado más amplio, y contempla desde protegerse para evitar un atemi ("golpe") hasta aterrizar con seguridad tras ser proyectado.

Entre tori y uke pueden establecerse tres tipos de relaciones de altura, y dos relaciones de guardia:

Cuando ambos se encuentran de rodillas hablamos de suwari-waza; cuando tori trabaja desde la posición de rodillas y uke ataca de pie, hablamos de hanmi-handachi-waza, y cuando ambos trabajan en pie, nos referiremos a tachi-waza. Al trabajar en suwari-waza lo hacemos en una posición que contacta en el suelo con los metatarsos de los dedos y las cabezas de las tibias (shikko). Sólo en un ejercicio del que luego hablaremos se utiliza la posición sentada de rodillas (seiza), donde apoyan por completo los empeines y las tibias. Al estudiar en tachi-waza es importante tener en cuenta que, por lo general, el peso recae sobre los metatarsos y no sobre los talones.

Cuando la guardia (hanmi o "perfil") relativa de tori y uke es de espejo (uno con el pie izquierdo adelantado, y el otro con el derecho, o viceversa) hablamos de gyaku-hanmi, mientras que si es cruzada (ambos con el mismo pie adelantado), la situación es de aihanmi.

Antes mencionábamos un ejercicio que, en suwari-waza, constituía una excepción. Este ejercicio es kokyu-ho, que viene a significar "ejercicio" (ho, como en hojoundo) "de respiración" (kokyu), y no sólo se trabaja en el suelo, sino también en pie (tachi-waza).

Para terminar por hoy, lo haré mencionando otro ejercicio cotidiano de las clases de Aikido: tai-sabaki, que en otras Artes Marciales se traduce simplemente como "esquiva", pero que en realidad es un ejercicio de cambio de orientación del cuerpo en el que se trata de recoger la fuerza de uke para redirigirla moviéndose con libertad.

Bueno, hasta aquí la primera entrada de esta serie que espero no se haga muy pesada.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Conocimiento, teoría, práctica, transferencia e interferencias

Hoy quiero dejaros un enlace sobre cómo la comprensión no implica habilidad, y la adquisición de habilidades nuevas puede interferir en las que ya teníamos.

Es algo que nos encontramos frecuentemente en clase: cómo un alumno nuevo "pilla" un trabajo nuevo mejor que los veteranos, o cómo el haber aprendido un gesto nuevo, que a la larga nos será de gran ayuda, en un primer momento tiene el efecto de hacernos perder una habilidad que ya teníamos.

Es por esto que, aunque en principio parezca que se tarda más en aprender, soy partidario de enseñar gestos y conceptos fácilmente transferibles desde un primer momento, y no dejar que el cuerpo se "vicie" con un trabajo concreto.

Un ejemplo: tomamos el nunchaku y trabajamos un furi nuevo. Al principio, somos "ambitorpes", es decir, no sabemos hacerlo, da igual con qué mano lo intentemos. Pues bien, tomamos el bokken, o el jo, o un bastón corto, y trazamos el mismo furi. Conseguimos así lo que vamos a buscar con el nunchaku: un movimiento limpio en que el arma no quiebra la trayectoria. Luego, buscamos reproducirlo de nuevo con el nunchaku, aprovechando la inercia del arma... Y lo hacemos por ambos lados, ya que aprenderlo por el lado "bueno" para reproducirlo luego con el "malo" no funciona: sólo conseguimos potenciar nuestro lado hábil relegando aún más el otro.

Y es que la sensación de que algo "sale" es agradable, y hace que nos resistamos inconscientemente a trabajar el gesto que no "nos sale" por el lado malo, ya que sólo tenemos que cambiar de lado para conseguir el "caramelo".

lunes, 18 de mayo de 2015

Estudiar un Arte Marcial o practicar un Arte Marcial

A veces los términos relacionados con las Artes Marciales llevan a cierta confusión. Es el caso de la propia palabra "arte", que induce a algunos a pensar en el trabajo marcial como en la escultura, la pintura, la música, la danza... Es decir, lo equiparan a las "Bellas Artes". No es una mala comparación, siempre que tengamos en cuenta que tales artes (cualquiera) no son sino oficios. Es decir, "artes mecánicas", que se decía antes. Y que, como tales, es la práctica la que lleva a la maestría. Por supuesto, hay principios que descubrir a través del trabajo, y que si nos los cuentan, el aprendizaje será más rápido y seguro. Pero la base es el trabajo.

No vale sólo practicar: hay que poner en la práctica todos los sentidos, y la cabeza tiene que jugar con la información necesaria. Esto es "estudiar" el Arte. Pero no es suficiente, ya que es la repetición, una repetición inteligente y constante, la que permite alcanzar la destreza necesaria para alcanzar el siguiente nivel, donde el estudio deberá volver a guiar la práctica.

Así, estudio y práctica deben ir de la mano. Como escribiera Kenwa Mabuni, fundador de la escuela de Karate Shito-ryu...

Para mejorar en cualquier aspecto es necesario profundizar e investigar en él. De manera especial, en el Karate hay que recordar esto cada día.
Pues aunque se conozcan y practiquen muchas técnicas, si no se repiten hasta realmente asumirlas, siempre nos faltarán en el momento preciso en que las necesitemos. Por el contrario, aunque practiquemos seria y continuamente cada día, si no investigamos en cada técnica no podremos acceder a su dominio.

(Kenwa Mabuni, Karate-Do Nyumon)

miércoles, 13 de mayo de 2015

Shin - Gi - Tai: Deberes para casa

Lo inmaterial (mente y "espíritu"), lo formal (técnica y protocolo) y lo físico (acondicionamiento) forman el triángulo que sustenta el desarrollo del artista marcial. De cualquier artista marcial.

Este desarrollo debe ser equilibrado si queremos formar personas equilibradas, pero las preferencias y prioridades del profesor o el alumno, o lo limitado del tiempo de entrenamiento comparado con la amplitud del campo de estudio imponen limitaciones. Trabajar equilibradamente todos los aspectos en clase sería lo ideal, pero realmente hay trabajos a los que no habría por qué dedicar mucho tiempo del entrenamiento conjunto: si de una clase de una hora invertimos 10 minutos en calentar, otros 10 minutos en hacer preparación física (fuerza máxima, potencia y fuerza-resistencia), otros 10 en estirar... Al final nos quedamos con media hora de trabajo a repartir entre estudio técnico, aplicaciones por parejas, explicaciones y trabajo de aplicación libre. Y esto dejando la meditación, por ejemplo, como algo anecdótico

Teniendo en cuenta que con unas bases sobre cómo trabajar el físico, no hace falta que el profesor cuente las flexiones ni marque el tiempo a dedicar para cada estiramiento (que, por otro lado, deberían ser trabajos individualizados, en función de las necesidades de cada cual), o que, conociendo cómo se ejecuta correctamente determinado gesto, tampoco hace falta un profesor encima contando repeticiones, se puede conseguir optimizar bastante el tiempo para aquello que un estudiante no puede resolver por sí mismo: aprender gestos nuevos, corregir los conocidos (la corrección del profesor que pone sobre la pista del gesto correcto), y trabajar por parejas.

No se me entienda mal: hay puntos por los que hay que pasar, y cosas que hay que hacer. Nunca está de más hacer un recordatorio de las técnicas que luego se trabajarán aplicadas, o recordarle al cuerpo que tiene la obligación, por una cuestión de salud, de estar en buena forma física. Pero el grueso de este trabajo debería ser personal... En especial si queremos llegar a ciertos niveles.

viernes, 27 de marzo de 2015

¿Sirven las Artes Marciales?

Transcripción, aproximada, de unas cuantas conversaciones habidas después de una clase, o en el bar, o en un encuentro casual en el que te presentan a alguien y surge durante la charla...

- Pero esto... ¿realmente sirve?
- ¿A qué te refieres? [con mirada de inocencia fingida].
- A si de verdad funciona... Para defenderse.
- Defenderse... ¿de qué? Mira, antes de que sigamos y me preguntes si te estoy vacilando, te voy a responder a las claras. Esto, bien aprendido y bien trabajado, funciona. No es fácil, pero funciona. Lo que ocurre es que es tan sincero (o lo haces bien o te pegan durante la clase), que sigues tratando de evitar las "movidas", porque sabes que las garantías de salir ileso son escasas, y tienes claro que no te renta jugar a la lotería con tu salud. O, si has aprendido bien (no sólo la técnica, sino que has crecido en valores), tienes claro que tampoco debes jugar a la lotería con la salud de los demás. Por poder sentirte bien contigo mismo, y por las responsabilidades legales que se te puedan venir encima por lesionar a alguien. De todas maneras, tu primera pregunta era si "esto" sirve. Pues bien, la verdad es que sí. Pero que en realidad sirve para muchas cosas. Muchas más, y más importantes, que aumentar las habilidades en combate.
- Ya, pero cuando pregunto si un arte marcial sirve, me refiero a defenderse, que es para lo que se inventaron: para salir airoso de una situación comprometida.
- Bueno... Hay toda una evolución. Creo que el Kyudo, el Kendo, el Iaido, el Jodo o el Kobudo de Okinawa siguen siendo Artes Marciales. Y creo que el que decide aprenderlas no lo hace pensando, así, de primeras, en aprender a defenderse y sentirse más seguro. Aun así, es algo que generalmente llega por el mismo proceso de una práctica bien dirigida. Uno se siente mejor, se libera de problemas, y aprende a afrontarlos con inteligencia más que "pegándose" con ellos, y supera ciertas barreras... Y además adquiere habilidades que le pueden salvar el físico: esquivar una ventana que se cierra de improviso por un golpe de viento, o un balón que se ha escapado cuando estás atravesando un parque, o ver que el coche que viene se va a saltar el paso de peatones (o el semáforo), y detenerte evitando que te atropelle, o caer sin hacerte daño cuando has pisado una zona que estaba resbaladiza... Todo esto ocurre con mucha más frecuencia que las agresiones o los robos... Sobre todo porque aprendes, también, a prevenir, teniendo en cuenta el dónde, el cuándo y el cómo... Que es algo que también se puede aprender en clase. Si todo esto no te resulta útil, lo siento. Entonces, creo que no puedo ayudarte.

jueves, 19 de marzo de 2015

Seguridad en las aplicaciones

Llevo unos días dándole vueltas a una cuestión que veo con cierta frecuencia, y es la propuesta de ciertas aplicaciones al combate (técnicas de "defensa personal") que, si bien resultan indudablemente eficaces (o esa sensación dan, al menos), me da la sensación de que constituyen una práctica generalmente poco saludable...

El otro día, en un curso de Karate, veíamos cómo las técnicas y las tácticas de algunos katas antiguos se veían alteradas en sus versiones más modernas, perdiendo efectividad en favor de un trabajo que poder estudiar por parejas con seguridad. Pues bien, no estaría mal aprender de este ejercicio de sentido común: si tenemos que durar sanos el mayor tiempo posible, tanto nosotros como nuestros compañeros (ésta debería ser nuestra primera preocupación, ya que no vivimos en situación de guerra), creo sinceramente que las técnicas aplicadas deben "suavizarse". Esto no significa que no estudiemos exactamente las mismas aplicaciones que estamos trabajando ahora. Si hay un derribo sobre la rodilla pisando el pie de apoyo, lo seguimos trabajando. O si hay una torsión a nivel cervical, o una estrangulación, o un ataque punzante al interior del muslo, o a genitales... PERO, por consideración a la salud del compañero, se puede trabajar despacio, primando la precisión y la continuidad sobre la velocidad y la potencia (cuando trabajemos rápido y fuerte, podemos cambiar los objetivos por otros menos susceptibles de originar lesión). Y, cuando el resultado es una palanca articular extraña (caso de pisar el pie y desequilibrar sobre la rodilla), liberarla a tiempo. Y si no queremos liberarla, no llevemos la técnica hasta el final. Estamos jugando con los meniscos, o las cervicales, codos, hombros, etc. del compañero, y son lesiones para toda la vida.

A veces entramos en el vestuario de un dojo y huele a consulta médica. Debería hacernos reflexionar sobre cómo entrenamos (o cómo dejamos que entrene la gente a nuestro cargo). Quien se dedica a un trabajo deportivo de alta competición tiene que pagar un peaje por hacerlo, y seguramente lo paga con gusto. Quienes no hacemos deporte no tendríamos por qué pagar el mismo peaje... A menos que estemos haciendo deporte sin saberlo, y encima mal.

martes, 3 de marzo de 2015

Sobresaturación (II)

Hablábamos el otro día sobre la desmesurada carga de trabajo que conllevan algunos programas de estudio en Artes Marciales. Mencionamos los tiempos para asimilarlo (para "pasar de grado") y las sensaciones de agobio que produce la relación entre cantidad de trabajo y tiempo para madurarlo. Y una nuestras opciones era reducir el programa.

No me parece la mejor opción. Como en la enseñanza reglada (Primaria, ESO, Bachillerato y Universidad), nunca trae nada bueno dejar que el alumno pierda materia por el camino. Pero una cosa es la materia que se haya visto y trabajado, y otra distinta es qué deba retenerse para los exámenes. Explicado de otro modo: aprendemos a leer y escribir desde Primaria, pero a nadie se le exige que memorice cada frase utilizada como ejemplo. Son simplemente modelos de práctica, y es el profesor quien los tiene que conocer y controlar o elaborar. Al alumno se le pide que sepa aplicarlos. Sobre todo porque es poco probable que fuera del colegio nos sirvan de mucho las frases My father is poor, but my tailor is rich, o Mi mamá me mima. Lo que sí nos sirve es lo que estas frases nos enseñan.

Así, volviendo al dojo, cargar al alumno con un exceso de trabajo memorístico (katas, hojoundos, kumiwazas... que "saberse") se traduce con seguridad en agobio o desánimo, y en una falta de aplicación práctica de los principios (bunkai y trabajo de parejas más intuitivo), ya que el tiempo invertido en memorizar una serie de gestos se le quita al trabajo de puesta en práctica de lo aprendido.

Por tanto, una idea importante es distinguir, como profesor, qué es lo que el alumno puede trabajar (cuál es el trabajo adecuado al nivel), qué debe trabajar (qué tiene que haber visto y trabajado) y qué debe saberse (el trabajo a memorizar y automatizar). Esto marca una diferencia clara entre el tipo de conocimiento del profesor y el del alumno, abre puertas a ampliar el temario de quien pueda asumir más cargas mientras aligera razonablemente el de los demás, y permite invertir el resto del tiempo en otro tipo de trabajos.

Otra idea es la necesidad de no correr: si trabajamos varias líneas diferentes de estudio (maneras distintas de mover el cuerpo asentadas en conceptos distintos) es normal que se tarde más en alcanzar el mismo nivel de dominio que en escuelas que sólo trabajan una línea. Como además trabajamos con armas y el programa no es precisamente pequeño, el tiempo se alarga. Esto hay que explicárselo al alumno: no puedes "subir" a la misma velocidad porque estás haciendo el triple de trabajo. Claro que unos trabajos apoyan otros y se retroalimentan, preparando una trayectoria de recorrido más largo, pero sobre todo al principio hay que reconocer que el volumen constituye un freno importante.

jueves, 26 de febrero de 2015

Sobresaturación (I)

Tengo la suerte de estudiar escuelas muy ricas. El trabajo de los profesores y maestros con quienes he ido dando es inmenso, y además no se lo guardan. Esto ha dejado un poso considerable en mi forma de trabajar, de entender el arte marcial y de afrontar su didáctica, no sólo para mis alumnos, sino también para mí mismo.

Ahora bien, muchas veces me he sentido desbordado por la cantidad de trabajo a asimilar. Y eso que yo trabajo dando clases, lo que me permite dedicar más tiempo del habitual a refrescar lo aprendido. Por tanto, entiendo bien que quien no tiene posibilidad (o ganas) de echarle horas por su cuenta se frustre porque ve que "no llega" o incluso no consigue retener el trabajo. La situación es aún peor si tenemos en cuenta los plazos que, se supone, corresponden a la progresión establecida. El resultado es el desánimo.

¿Cuál es la solución a este problema? ¿Renunciamos a un trabajo tan amplio y rico haciendo simplemente un resumen? ¿Alargamos hasta el infinito los tiempos de permanencia el en grado hasta que se domine el programa? Y, atención, el mayor problema es que ¡¡¡seguimos investigando!!! Lo que significa que la cantidad de trabajo sigue creciendo... Y así debe ser. Es decir, el trabajo debe enriquecerse siempre.

Por hoy basta con plantear el problema. Otro día vemos posibles soluciones.

martes, 10 de febrero de 2015

De técnica, organización y sentido común

Este fin de semana lo he pasado en Castellón, disfrutando de un curso de Claude Pellerin... Cuando el frío permitía disfrutar.

El maestro, muy bien, en lo técnico y en lo personal. El ambiente, muy agradable. No por el frío, sino por la calidez humana.

Pero no se me escapa una observación que enlaza con las últimas entradas que publiqué, y se refiere a la manera de distribuirse en el tatami para trabajar: resulta interesante situarse de manera que no estorbemos a los compañeros, ni los compañeros a nosotros. Y eso tiene que ver con qué movimientos vamos a ejecutar: si vamos a proyectar a un compañero, lo adecuado es vigilar en qué dirección lo vamos a hacer, de manera que no vaya a caer contra una pared, o fuera del tatami, o en el espacio de otra pareja (lo que incluye el espacio que necesita la otra pareja para caer). De modo que todo el mundo debería situarse con la misma orientación y proyectando en el mismo sentido para que todos caigan en la misma dirección (preferentemente, hacia fuera del tatami).

Respecto de la "técnica" que menciono en el título, me refiero a la limpieza técnica que lleva a ocupar el menor espacio posible. Es, por lo menos, una muestra de respeto hacia los demás no invadir su espacio con objetos peligrosos que no deberían estar ahí. Cargar el bokken con la punta cayendo por detrás de la cabeza, o hacer un kiri-gaeshi de molinete pone en riesgo a los practicantes que tenemos alrededor, además de ser gestos técnicos incorrectos. Y lo mismo ocurre con otras armas (bo, nunchaku, sansetsukon...), o cuando en un trabajo libre invadimos el espacio de los demás con el compañero: estamos poniendo en riesgo a los demás, demostrando sólo egoísmo y/o falta de capacidad técnica.

Y lo peor es cuando ni siquiera somos conscientes...

jueves, 29 de enero de 2015

Protocolo (II)

5) Calzado hasta el tatami y descalzo en el tatami

Dado que hay posibilidades de caer al suelo y tener que moverse con todo el cuerpo en él (muchas veces depositando incluso la cara), y que el entrenamiento de la mayoría de los usuarios tiene lugar sin calzado, es una cuestión de higiene básica entrar siempre descalzo al tatami, pero ir calzado hasta su límite, ya que si no, nos llevaríamos en los pies la suciedad de vestuarios y pasillos y la meteríamos donde luego pondremos la cara. Parece una tontería, pero unos hongos o un herpes en la mejilla no deben de ser agradables... Y en caso de tener los pies enfermos y tener que entrenar calzados, se hace con calzado para tatami que nos pondremos a la entrada del mismo o habremos llevado protegido hasta el borde de la sala (mis zapatillas, y además mis chanclas, por ejemplo).

6) Nada de joyas, maquillaje, uñas largas...

Estos objetos pueden provocar accidentes: enganchones, desgarros, arañazos... Y los efectos de un arañazo (y da igual con un anillo o con una uña mal recortada) empeoran si hay maquillaje, multiplicando las posibilidades de infección. Además, el maquillaje mancha el traje de los compis...

7) Adecuarse al entorno

El ritmo de la clase y las características de su desarrollo tienen que ver con quién está en clase y qué se quiere enseñar. Ir más rápido o moverse más lejos sólo nos enseña algo útil cuando es lo que tenemos que buscar. Al menos, amablemente, porque descoordinarnos del resto de la clase (me muevo antes o más lejos "porque yo lo valgo") puede provocar el mismo tipo de accidentes que hacer "pirulas" con el coche. Entonces también aprendemos algo, pero de forma menos amable.

8) La atención al material

Nuestras armas tienen que estar en las mejores condiciones posibles para trabajar con el compañero sin dañarlo (a ser posible, a sus armas tampoco), y tenemos que ser conscientes de cuál es el material y la intensidad adecuados para cada trabajo. Trabajar por parejas con una hoja de metal es una temeridad (no digo nada ya si además está afilada) que revela inconsciencia (no sabemos lo que estamos haciendo) y exceso de ego (puedo hacerlo "porque yo lo valgo") o desprecio por el compañero y su integridad física. Lo mismo ocurre con un bokken astillado: se puede trabajar con él, pero deslizarlo por la piel del compañero es una falta de consideración. Y esto rige, de la misma manera, cuando me prestan un arma: no sé en qué condiciones está, así que, además de cuidarla como si fuera mía, tengo que tratarla como si tuviese astillas y pudiera lesionar en el contacto.

Bueno, quizás podríamos dar más ejemplos (si a alguno se le ocurren, estaré encantado de incluírlos), pero creo que con los que he presentado es suficiente para sacar tres conclusiones importantes, con las que cierro la entrada de hoy:

-Si pienso en cómo transcurre una clase y lo que ocurre en ella, un poco de sentido común me llevará a adoptar de manera natural una etiqueta adecuada. De hecho, no he entrado en detalles porque luego, cada escuela tiene su propia etiqueta, en la que el fondo, lo importante, es común.

-El denominador común es la atención y la consciencia de lo que hacemos en todo momento. Es decir, estar presentes aquí y ahora.

-Y sobre todo, la medida en que sufrimos accidentes o somos capaces de evitarlos nos da un indicador de nuestro nivel como artistas marciales.

Protocolo (I)

Cuando proyecté el blog, una de las entradas que tenía pensadas era sobre la etiqueta (o el protocolo, llamémoslo como queramos) en Artes Marciales. Quería explicar a quienes olvidan su importancia que no es una cuestión simplemente estética, ni la mera herencia folclórica una sociedad militarizada.

Aunque la mayor parte de los gestos y principios del protocolo están directamente relacionados con lo militar (quizás sería bueno recordar qué significa marcial), por norma general tienen más que ver con garantizar una práctica segura para todos que con marcar diferencias entre el profesor y los alumnos o entre alumnos de distintos grados. Incluso cuando esto ocurre, es más por la seguridad general que por "marcar el territorio". Veamos algunos ejemplos:

1) Pedir permiso para entrar en la zona de entrenamiento (o salir de ella).

Cuando hay gente trabajando hemos de tener en cuenta que está (o debería estar) concentrada en lo que hace, y no tiene por qué estar atenta a elementos ajenos al momento de su entrenamiento. Por tanto, para evitar accidentes (sobre nosotros o sobre alguien que está entrenando), es recomendable esperar a que se creen un espacio y una pausa en el trabajo. Y es el profesor quien se encuentra en una posición privilegiada (por atención al entorno) para decidir cuál es el mejor momento para que alguien que entra se incorpore al trabajo.

2) Saludar al compañero al principio y al final del trabajo.

Más allá de la cortesía, es una manera de marcar que estamos listos para trabajar, y por tanto nuestra atención está centrada en el trabajo.

3) Atender a las explicaciones sentados (y con las armas bajas y controladas)

Además de mejorar la atención y permitir que puedan ver los demás compañeros (puede haber bastante gente, y si los de delante no se sientan, los de detrás no ven), atender sentado dificulta los accidentes... Por el mero hecho de que, estando quietos, es difícil provocar una catástrofe. En el mismo sentido, las armas se mantienen recogidas y bajas, ocupando el menor espacio posible.

4) Beber agua

A veces puede ser necesario hidratarse durante la clase (generalmente no tanto como para no poder aguantar al final de la misma, que esto también enseña cosas de orden mental). En este caso, se pide permiso al profesor (ver apartado 1), y él nos dejará salir cuando estime oportuno. Pero no se introducen botellas de agua en clase: se puede derramar, y si el tatami es absorvente se generarán olores desagradables, o si es impermeable, se convertirá en una pista de patinaje bastante peligrosa.