Presentación

Bienvenidos. Este blog pretende ser un pequeño cuaderno donde recoger las reflexiones a las que me conducen mis experiencias en clase y mis investigaciones personales, tanto dentro como fuera de los tatamis.

¿Qué tatamis? Pues soy profesor de Karate, Kobudo y Aikido, de manera que será por aquí por donde empecemos. Pero lo que no puedo decir es dónde terminaremos, ya que cuando se tira de un pequeño hilo al final uno puede encontrarse con una manta enorme.

¿Qué pretendo con el blog? Simplemente formular ideas, ordenarlas y, ya que estamos, compartirlas. Si a alguien le sirven (además de a mí), genial.

Adelante, y espero que lo disfrutéis.

lunes, 27 de febrero de 2017

Comer de menú

Una cuestión que agobia y despista en el aprendizaje es la cantidad de variaciones existentes de cada trabajo. Es como estar en un bufet libre y querer terminárselo todo: es inabarcable, salvo para casos excepcionales.

De manera natural, cuando hemos visto una cierta variedad técnica queremos reflejarla en el momento del examen, y nos olvidamos a menudo de que lo importante en realidad es irse a la base, es decir, a la esencia. Me da igual el Arte Marcial de que estemos hablando, porque si en Aikido queremos hacer un muestrario completo de todos los kokyunages que conocemos (y hasta de los que nos inventamos), en Karate o en Kobudo nos complicamos la vida buscando el kata más avanzado, o haciendo giros o posiciones de equilibrio más difícil. En resumen, buscamos mostrar ese movimiento definitivo que sólo un maestro sería capaz de ejecutar y apreciar... Pero nos olvidamos de que un trabajo "más alto" tiene que implicar una ejecución "más alta"; de que el "arte" está en utilizar lo adecuado en cada momento, sin añadir más que lo que hay que poner; y, dobre todo, nos olvidamos de qué es lo que se pide para el nivel al que optamos.

A veces llegamos a despreciar lo básico porque es "demasiado básico", y nos olvidamos de que "básico", en este contexto, es equivalente a "fundamental". Y entonces nos encontramos en el absurdo de despreciar un trabajo porque nos parece demasiado fundamental.

En resumen, y para tranquilizar conciencias ahora que toca preparar exámenes: aprended la forma de los trabajos que tocan, pero, sobre todo, entended cuándo toca cada uno, y no os perdáis en variaciones. Si se presenta la ocasión de mostrar alguna, aparecerá de manera natural. Y si no, es que no es el momento de mostrarla. No es necesario. El menú es amplio, pero no hay que comérselo todo.