5) Calzado hasta el tatami y descalzo en el tatami
6) Nada de joyas, maquillaje, uñas largas...
7) Adecuarse al entorno
El ritmo de la clase y las características de su desarrollo tienen que ver con quién está en clase y qué se quiere enseñar. Ir más rápido o moverse más lejos sólo nos enseña algo útil cuando es lo que tenemos que buscar. Al menos, amablemente, porque descoordinarnos del resto de la clase (me muevo antes o más lejos "porque yo lo valgo") puede provocar el mismo tipo de accidentes que hacer "pirulas" con el coche. Entonces también aprendemos algo, pero de forma menos amable.
8) La atención al material
Nuestras armas tienen que estar en las mejores condiciones posibles para trabajar con el compañero sin dañarlo (a ser posible, a sus armas tampoco), y tenemos que ser conscientes de cuál es el material y la intensidad adecuados para cada trabajo. Trabajar por parejas con una hoja de metal es una temeridad (no digo nada ya si además está afilada) que revela inconsciencia (no sabemos lo que estamos haciendo) y exceso de ego (puedo hacerlo "porque yo lo valgo") o desprecio por el compañero y su integridad física. Lo mismo ocurre con un bokken astillado: se puede trabajar con él, pero deslizarlo por la piel del compañero es una falta de consideración. Y esto rige, de la misma manera, cuando me prestan un arma: no sé en qué condiciones está, así que, además de cuidarla como si fuera mía, tengo que tratarla como si tuviese astillas y pudiera lesionar en el contacto.
Bueno, quizás podríamos dar más ejemplos (si a alguno se le ocurren, estaré encantado de incluírlos), pero creo que con los que he presentado es suficiente para sacar tres conclusiones importantes, con las que cierro la entrada de hoy:
-Si pienso en cómo transcurre una clase y lo que ocurre en ella, un poco de sentido común me llevará a adoptar de manera natural una etiqueta adecuada. De hecho, no he entrado en detalles porque luego, cada escuela tiene su propia etiqueta, en la que el fondo, lo importante, es común.
-El denominador común es la atención y la consciencia de lo que hacemos en todo momento. Es decir, estar presentes aquí y ahora.
-Y sobre todo, la medida en que sufrimos accidentes o somos capaces de evitarlos nos da un indicador de nuestro nivel como artistas marciales.