Presentación

Bienvenidos. Este blog pretende ser un pequeño cuaderno donde recoger las reflexiones a las que me conducen mis experiencias en clase y mis investigaciones personales, tanto dentro como fuera de los tatamis.

¿Qué tatamis? Pues soy profesor de Karate, Kobudo y Aikido, de manera que será por aquí por donde empecemos. Pero lo que no puedo decir es dónde terminaremos, ya que cuando se tira de un pequeño hilo al final uno puede encontrarse con una manta enorme.

¿Qué pretendo con el blog? Simplemente formular ideas, ordenarlas y, ya que estamos, compartirlas. Si a alguien le sirven (además de a mí), genial.

Adelante, y espero que lo disfrutéis.

miércoles, 26 de enero de 2022

Por sus frutos los conoceréis

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Hace mucho, otra vez, que no escribo por aquí. Pero hoy la ocasión lo merece, y es que me he enterado, casi por casualidad, de la situación que está viviendo una de las mejores personas que conozco, y de rebote sus alumnos.

No voy a entrar en las cuestiones de acoso laboral, de despido improcedente ni de difamación de una gran profesional y mejor persona. Eso está en manos de los tribunales y este blog es para otras cosas.

Lo que sí está relacionado con este blog es el ataque a una escuela deportiva municipal por parte de un ayuntamiento. De su propio ayuntamiento.

Por principio, me entristece mucho que desaparezca un grupo donde se desarrolla una actividad deportiva o artística, ya que estas actividades aportan muchas cosas positivas tanto a cada individuo como a la sociedad en la medida en que cada individuo afecta a su entorno. Pero cuando además el grupo funciona bien y se está manejando con buen criterio y buenos resultados, y hay voluntad y ganas por parte de los implicados de continuar con el trabajo, entonces ya me resulta del todo incomprensible. Bueno, salvo que haya otros intereses en juego y lo importante en el caso no esté siendo el buen desarrollo de los alumnos ni la buena marcha de la escuela, ni que los valores que aporta la práctica puedan trasfundirse al resto de la sociedad. Si lo importante entonces es otra cosa, pues habrá que poner en una balanza qué es lo que se está considerando más importante, y ver si de verdad merece la pena ese cambio de consideración. Y ya puede pesar lo nuevo, porque los valores de una escuela deportiva* son muchos e importantes: superación, disciplina, resiliencia, respeto, compañerismo, mejora de la confianza... En definitiva, aspectos que solemos admirar en la gente y que siempre se mencionan como positivos. ¿Tanto pesa aquello por lo que se pretende sustituir? ¿A quién beneficiará el cambio? ¿A quién perjudicará? Incluso si no se produjese un cierre de la actividad sino una sustitución en el cuadro técnico, las preguntas son las mismas. Por experiencia propia, me ha tocado ser el que venía a sustituir a un maestro muy querido por su grupo (y me ha tocado en varias ocasiones). Habitualmente, sobre todo si es un grupo sano y bien dirigido, el cambio resulta poco menos que insoportable, y el grupo termina muriendo... O tiene que volver quien pretendía retirarse de la docencia para centrarse en cuestiones administrativas. Es decir, que para los alumnos y sus familias, mal. Y para un (en este caso una) profesional que ganó su plaza con mucho esfuerzo y ha desempeñado su cargo sin tacha, también mal, ya que ve su vida profesional tambalearse de una manera que podría llegar a influir en su manera de trabajar. Por no hablar del daño moral, psicológico y a su imagen... Pero de esto he dicho que no iba a hablar.




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*En esta ocasión es una escuela de Taekwondo, pero me daría igual una banda de música, un conservatorio, una escuela de danza o un equipo de baloncesto, balonmano, boxeo, rugby, fútbol... Los valores que transmiten en sus practicantes generalmente son los mismos.

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