Presentación

Bienvenidos. Este blog pretende ser un pequeño cuaderno donde recoger las reflexiones a las que me conducen mis experiencias en clase y mis investigaciones personales, tanto dentro como fuera de los tatamis.

¿Qué tatamis? Pues soy profesor de Karate, Kobudo y Aikido, de manera que será por aquí por donde empecemos. Pero lo que no puedo decir es dónde terminaremos, ya que cuando se tira de un pequeño hilo al final uno puede encontrarse con una manta enorme.

¿Qué pretendo con el blog? Simplemente formular ideas, ordenarlas y, ya que estamos, compartirlas. Si a alguien le sirven (además de a mí), genial.

Adelante, y espero que lo disfrutéis.

viernes, 17 de octubre de 2014

Kari-ate

Podemos definir una técnica como la maniobra o el conjunto de maniobras destinadas a resolver una situación de combate. Puede ser muy simple e inmediata, como por ejemplo en un Kiri-otoshi. O puede ser un poquito menos inmediata y requerir de mayor elaboración, como en un Maki-otoshi o un Kiri-age o un Kiri-gaeshi. Va a ser una cuiestión del tiempo en que trabajemos, de distancia, y quizás de estrategia (adaptabilidad al movimiento del oponente).

A mano vacía ocurre lo mismo: en un tiempo muy corto pueden entrar ciertas técnicas que resultan definitivas, o bien, si el tiempo se dilata (entramos más tarde, o la dinámica ha llevado a un movimiento más largo) entran otras, que requieren de una preparación previa. Y ojo, que pueden parecer exactamente las mismas, pero no lo son, ya que entran de manera difierente y en tiempos distintos: aunque se llamen igual (ya hablaremos de los nombres de las técnicas...), los matices marcan las diferencias.

Pensemos ahora en la técnica como una herramienta que debemos construir nosotros mismos. No hay que decir que, como en todo ensamblaje, es necesario seguir las instrucciones correctamente. El resultado no es el mismo si nos ponemos primero los calcetines y luego los zapatos, que si nos ponemos primero los zapatos y luego los calcetines; o si cambiamos los zapatos de pie, o de orientación. Así, poner una pieza donde no va, o apretar de más una tuerca, hace que la herramienta ya no funcione bien: se atasca, no encaja bien, o hasta "sobran piezas".

Pues bien, kari-ate, el "golpe" que prepara la técnica, es una pieza importante de la misma. Muchas veces se interpreta como un golpe meramente "de distracción", o como un golpe definitivo para terminar con algo "elegante" o "bonito"... O incluso se considera que no es necesario en absoluto. Insisto en que es una parte importante, y por tanto debe ajustarse correctamente en el lugar apropiado y en la posición correcta, ya que debe provocar una reacción en el oponente que lo deje preparado para recibir la siguiente fase de la técnica. Quizás unos ejemplos puedan ilustrar el razonamiento:
  1. Kata-guruma, Koshi-nage, Seoi-nage... requieren elevar el centro de gravedad de uke, por lo que el atemi debe tener esa intención y dirección. Muchas veces se plantean atemis directos que tienden a mandar a uke hacia atrás estabilizándolo, o aún peor, se propone atacar sus genitales, con lo que uke se pliega hacia el frente y desploma su centro de gravedad, haciendo que la proyección sea virtualmente imposible... Aparte de completamente innecesaria ("sobran piezas").
  2. O-soto-gari, Sumi-otoshi, Tenchi-nage, Ko-soto-gari... necesitan sacar el equilibrio de uke a su diagonal externa. Por eso un tsuki en el estómago no resulta funcional: nuevamente hemos puesto una pieza donde no corresponde, y seguramente nos acaben sobrando piezas.
  3. Sumi-gaeshi, Koshi-guruma, Te-guruma o Tsuri-goshi requieren la inclinación del torso hacia el frente, por lo que es interesante un atemi que provoque esta reacción sin desplomar a uke hacia adelante.
Para terminar, recordar que kari-ate, el "golpe que prepara la técnica" no es, por definición, un ataque definitivo (aunque en el proceso pudiéramos encontrarnos con que resulte serlo). Ni siquiera tiene por qué conllevar un impacto físico: con que la intención provoque el efecto que buscamos es suficiente.

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