Presentación

Bienvenidos. Este blog pretende ser un pequeño cuaderno donde recoger las reflexiones a las que me conducen mis experiencias en clase y mis investigaciones personales, tanto dentro como fuera de los tatamis.

¿Qué tatamis? Pues soy profesor de Karate, Kobudo y Aikido, de manera que será por aquí por donde empecemos. Pero lo que no puedo decir es dónde terminaremos, ya que cuando se tira de un pequeño hilo al final uno puede encontrarse con una manta enorme.

¿Qué pretendo con el blog? Simplemente formular ideas, ordenarlas y, ya que estamos, compartirlas. Si a alguien le sirven (además de a mí), genial.

Adelante, y espero que lo disfrutéis.

jueves, 19 de marzo de 2015

Seguridad en las aplicaciones

Llevo unos días dándole vueltas a una cuestión que veo con cierta frecuencia, y es la propuesta de ciertas aplicaciones al combate (técnicas de "defensa personal") que, si bien resultan indudablemente eficaces (o esa sensación dan, al menos), me da la sensación de que constituyen una práctica generalmente poco saludable...

El otro día, en un curso de Karate, veíamos cómo las técnicas y las tácticas de algunos katas antiguos se veían alteradas en sus versiones más modernas, perdiendo efectividad en favor de un trabajo que poder estudiar por parejas con seguridad. Pues bien, no estaría mal aprender de este ejercicio de sentido común: si tenemos que durar sanos el mayor tiempo posible, tanto nosotros como nuestros compañeros (ésta debería ser nuestra primera preocupación, ya que no vivimos en situación de guerra), creo sinceramente que las técnicas aplicadas deben "suavizarse". Esto no significa que no estudiemos exactamente las mismas aplicaciones que estamos trabajando ahora. Si hay un derribo sobre la rodilla pisando el pie de apoyo, lo seguimos trabajando. O si hay una torsión a nivel cervical, o una estrangulación, o un ataque punzante al interior del muslo, o a genitales... PERO, por consideración a la salud del compañero, se puede trabajar despacio, primando la precisión y la continuidad sobre la velocidad y la potencia (cuando trabajemos rápido y fuerte, podemos cambiar los objetivos por otros menos susceptibles de originar lesión). Y, cuando el resultado es una palanca articular extraña (caso de pisar el pie y desequilibrar sobre la rodilla), liberarla a tiempo. Y si no queremos liberarla, no llevemos la técnica hasta el final. Estamos jugando con los meniscos, o las cervicales, codos, hombros, etc. del compañero, y son lesiones para toda la vida.

A veces entramos en el vestuario de un dojo y huele a consulta médica. Debería hacernos reflexionar sobre cómo entrenamos (o cómo dejamos que entrene la gente a nuestro cargo). Quien se dedica a un trabajo deportivo de alta competición tiene que pagar un peaje por hacerlo, y seguramente lo paga con gusto. Quienes no hacemos deporte no tendríamos por qué pagar el mismo peaje... A menos que estemos haciendo deporte sin saberlo, y encima mal.

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