Presentación

Bienvenidos. Este blog pretende ser un pequeño cuaderno donde recoger las reflexiones a las que me conducen mis experiencias en clase y mis investigaciones personales, tanto dentro como fuera de los tatamis.

¿Qué tatamis? Pues soy profesor de Karate, Kobudo y Aikido, de manera que será por aquí por donde empecemos. Pero lo que no puedo decir es dónde terminaremos, ya que cuando se tira de un pequeño hilo al final uno puede encontrarse con una manta enorme.

¿Qué pretendo con el blog? Simplemente formular ideas, ordenarlas y, ya que estamos, compartirlas. Si a alguien le sirven (además de a mí), genial.

Adelante, y espero que lo disfrutéis.

martes, 16 de septiembre de 2014

El mundo es mi dojo

Sekai dojo ("el mundo es mi dojo") es una expresión que evoca una actitud del budo japonés. Podríamos tomarla en sentido literal, ya que, la verdad, resulta muy agradable entrenar al aire libre. Además, podemos practicar cosas que en un lugar cerrado no deberíamos, y se adquieren sensaciones muy interesantes al trabajar en determinadas condiciones de temperatura, humedad, pavimento irregular... Ojo, que tiene sus riesgos. El suelo irregular puede provocar accidentes ("enseña cosas"), y la temperatura, costipados o golpes de calor. Pueden aparecer las fuerzas del orden y, especialmente si trabajamos con armas (que está prohibido), nos tocará dar muchas explicaciones. Quizás hasta nos decomisen las herramientas de entrenamiento. O podemos encontrarnos con personajes de lo más diverso que nos sorprendan interrumpiendo la clase... o extendiéndola hasta el infinito y más allá.

Tomada la expresión en otro sentido, podemos entender que se refiere a la aplicación de lo aprendido y trabajado en el dojo al mundo "real", a la calle, a la vida cotidiana. Y podemos ascender, desde lo más inmediato y evidente (tomar ukemi al resbalar en un suelo mojado, por ejemplo) hasta algo mucho más sutil e interesante. Pascal Krieger habla de "los valores marciales, pero sobre todo humanos que se nos enseñan en el dojo", y menciona el autocontrol, la atención o la percepción de las distancias como tres pequeños ejemplos muy ilustrativos.

A partir de aquí, se me ocurre otra lectura, que surge de tomar el mundo como lugar de aprendizaje cuyas enseñanzas nos ayuden a entender lo que ocurre en el dojo y viceversa, desde las relaciones entre el espíritu que rige el funcionamiento de una técnica y el comportamiento humano (individual o colectivo), a las estrategias para afrontar diversos hechos y acontecimientos de la vida.

Sobre todo me gusta pensar que, cuando se llega a conclusiones de este tipo, quizás es que algo se ha estado haciendo bien a lo largo de estos años. O quizás es que es tarde y "hace sueño ya..."


Referencia bibliográfica:

KRIEGER, P., 2005: Ten Jin Chi ou une approche calligraphique du Budô, p. 84.

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